INTRODUCCIÓN

Actualmente está en debate si las personas con asma de moderada a grave corren el riesgo de desarrollar un cuadro más grave a causa de la COVID-19. Aunque en grandes series de casos de China no se incluyó el asma como una de las afecciones preexistentes prevalentes, en informes más recientes de Estados Unidos se ha indicado que aproximadamente 25% de los adultos con COVID-19 hospitalizados tenían antecedentes de asma y que 40% de los niños tenían alguna forma de enfermedad pulmonar crónica (incluido el asma).

Además del posible riesgo elevado de padecer un cuadro grave de COVID-19, las personas con asma podrían tener una exacerbación del asma en caso de infección por coronavirus. Por lo tanto, es imperativo que los proveedores de salud conozcan en profundidad las implicaciones de la COVID-19 en las personas con asma, así como las prácticas de manejo óptimas.

Dada la carga del asma tanto en la población pediátrica como en la adulta, es probable que los proveedores de salud se enfrenten al manejo del asma ante la pandemia. Este documento sirve como guía para los que atienden a personas con asma, y proporciona información sobre el cuadro clínico inicial y el manejo del paciente.

 

DIFERENCIAR EL ASMA DE LA COVID-19

El mayor desafío en el manejo del asma en la era de la COVID-19 es distinguir los signos y síntomas de una exacerbación del asma de los de la COVID-19, entre los que se encuentran la tos seca y la dificultad para respirar. Además, una persona podría tener simultáneamente la COVID-19 y una exacerbación del asma desencadenada por la COVID-19

→ La presencia de otros síntomas puede ayudar a determinar si la persona tiene COVID-19. La fiebre está presente en la mayoría de las personas con COVID-19, pero no en todas. La proporción de pacientes que no presentan fiebre es mayor en los niños (27% en una cohorte de Estados Unidos) que en los adultos. Otros síntomas son las molestias gastrointestinales, la pérdida del gusto o del olfato, la confusión y la cefalea.

→ Cabe recordar que hay otras infecciones virales que pueden provocar una exacerbación del asma y que tienen síntomas que se superponen a los de la COVID-19 ya mencionados, especialmente la fiebre. Por lo tanto, en la actual pandemia, la sospecha de COVID-19 debe seguir siendo alta.

→ Las preguntas que se hacen en el tamizaje podrían ser útiles para distinguir la presencia de COVID-19. Estas preguntas son: 1) antecedentes de viaje a un país donde la COVID-19 sea endémica; 2) presencia de los síntomas clásicos de la COVID-19; 3) contacto con un caso confirmado o presunto de COVID-19.4 Sin embargo, es importante señalar que en el contexto de una amplia propagación en la comunidad, se debe mantener una sospecha alta de COVID-19 a pesar de que la respuesta a todas estas preguntas sea negativa.

→ Cuando sea posible, se deben realizar pruebas para evaluar la presencia de la COVID-19.

 

MANTENER SEGUROS A LAS PERSONAS CON ASMA EN LA ERA DE LA COVID-19

Tanto en el caso de los niños como de los adultos:

→ Se debe brindar amplio asesoramiento para ayudar a que las personas se mantengan seguras durante el período de la COVID-19.

→ Lo más importante es el mantenimiento y la adhesión plena a la medicación de control, incluidos los corticoesteroides inhalados, que son una medicación de control esencial.

→ Algunas personas toman inmunomoduladores (por ejemplo, omalizumab) para controlar el asma. No hay pruebas fehacientes indicativas de que el uso de estos medicamentos aumente el riesgo de la COVID-19. Se recomienda mantener estos medicamentos, dado que el control del asma es lo más importante.

→ Se debe reiterar la importancia de una técnica adecuada de inhalación con el uso de una cámara de inhalación (o “espaciador”). Se debe indicar a los pacientes que se laven las manos antes de usar el inhalador y que nunca compartan su inhalador con otra persona.

→ Dada la actual escasez de medicamentos y las interrupciones de la cadena de suministro en algunas zonas, es fundamental abastecerse de medicamentos para asegurarse de no interrumpir el tratamiento.

→ Se debe aconsejar a los pacientes que no utilicen medicamentos nebulizados y que en su lugar usen inhaladores dosificadores o inhaladores de polvo seco (Diskus o Turbuhaler). La nebulización produce aún más aerosoles que transmiten el coronavirus, lo que hace que otras personas corran un riesgo considerablemente mayor de contraer la infección. Esto se aplica tanto a los consultorios como a los hospitales.

→ Las exacerbaciones del asma deben tratarse cuanto antes y de forma enérgica. A pesar de la controversia respecto al uso de corticoesteroides orales, estos fármacos son esenciales para el tratamiento de una exacerbación del asma, y sin duda deben utilizarse si están indicados.

→ Siempre hay que seguir las recomendaciones relativas al lavado de las manos y al distanciamiento físico.

 

CONTINUACIÓN ESTRATÉGICA DE LOS SERVICIOS DE ATENCIÓN PRIMARIA PARA LAS PERSONAS CON ASMA BAJO MEDIDAS ESTRICTAS DE CONTROL DE INFECCIONES

A raíz de la COVID-19, los centros de atención primaria de salud de todo el mundo han reducido o eliminado las consultas presenciales en los consultorios. Algunos centros podrían tener la infraestructura necesaria para realizar consultas telefónicas o consultas de telemedicina. Los centros de atención primaria de salud deben contar con planes para la continuación de los servicios de atención primaria a los pacientes con enfermedades crónicas, incluido el asma.

→ Si las consultas telefónicas o video-consultas son viables, deben ser fácilmente accesibles para asegurarse de que los pacientes puedan seguir consultando a su médico. Los pacientes deben saber cómo ponerse en contacto con su consultorio o su prestador de servicios de salud y cómo programar una consulta telefónica.

→ Cuando no sea viable realizar consultas telefónicas o video-consultas, se debe facilitar el acceso presencial a la atención médica, respetando estrictamente los procedimientos de reducción del riesgo de infección que se describen en el apartado II, más adelante. Incluso cuando se realicen consultas telefónicas o video-consultas, algunos pacientes tendrán que ser atendidos presencialmente y se deberán adoptar las mismas disposiciones.

→ Los centros de atención primaria de salud deben trabajar con las farmacias locales para garantizar el acceso ininterrumpido a los medicamentos esenciales para el asma. Los pacientes deben tener la posibilidad de obtener un suministro de medicamentos para 90 días con el fin de reducir la probabilidad de que se omitan dosis.

→ Se puede recurrir a agentes comunitarios de salud, que tengan acceso al equipo de protección personal adecuado, para ayudar a suministrar medicamentos a las personas con enfermedades crónicas con el fin de reducir su riesgo de exposición. También se puede recurrir a ellos para visitar a domicilio a quienes lo necesiten.

 

REDUCCIÓN DEL RIESGO DE INFECCIÓN DE LOS PACIENTES Y LOS PRESTADORES DE SERVICIOS DE SALUD

Para proporcionar atención presencial en los centros de atención primaria de salud a las personas con enfermedades crónicas es necesario adoptar importantes medidas de planificación y preparación con el fin de minimizar el riesgo de exposición del paciente y del prestador de servicios de salud.

→ Esto comienza antes de que el paciente llegue al consultorio. Hay que transmitir a los pacientes el mensaje de que si presentan síntomas similares a los de la COVID-19, deben acudir al consultorio solo si necesitan ser atendidos presencialmente.

→ El manejo de los pacientes asmáticos que puedan estar sufriendo una exacerbación del asma, con o sin COVID-19, también debe hacerse a distancia, hasta que surja la necesidad de una evaluación presencial (estado de empeoramiento). A continuación, se describe el manejo de estos casos.

→ En el caso de los pacientes que necesiten ser atendidos en el consultorio, se procederá del siguiente modo:

a. El triaje de los pacientes se llevará a cabo fuera del edificio del consultorio para aprovechar la circulación del aire. El triaje puede realizarse en una zona de sombra o en una tienda de campaña sin paredes laterales. Los pacientes que esperan para someterse al triaje deben estar de pie o sentados en fila, con distanciamiento físico. En el triaje se debe examinar una lista de síntomas y determinar la temperatura mediante un termómetro por infrarrojos. Si no se sospecha que el paciente pueda tener COVID-19, se le puede seleccionar para que sea atendido en el consultorio por los servicios de atención primaria de salud. Las personas que realicen este triaje deben tener equipo de protección personal adecuado y estar capacitadas en materia de tamizaje y triaje según la definición más reciente de la OMS de caso de COVID-19.

b. Si un paciente tiene síntomas relacionados con la COVID-19, debe ser remitido a una zona de “descarte y manejo de la COVID-19”. Esta zona de descarte inicial de la COVID-19 también puede estar fuera del edificio y debe estar claramente separada de las zonas donde se atiende a los pacientes sin síntomas de COVID-19. Puesto que algunos de estos pacientes no tendrán la COVID-19, es crucial seguir manteniendo el distanciamiento físico.

c. Dado que hay una importante superposición de los síntomas del asma y de la COVID-19, es posible que las personas que son atendidas debido a una exacerbación del asma deban ser tratadas como un presunto caso de COVID-19 en las zonas donde haya propagación en la comunidad. Si no hay propagación en la comunidad, las preguntas de tamizaje ya señaladas pueden utilizarse para clasificar a estos pacientes.

d. Los prestadores de servicios de salud deben usar el equipo de protección personal adecuado en las zonas de triaje y en las zonas de pacientes con COVID-19 y de pacientes sin COVID-19. Esto implica como mínimo el uso de una mascarilla quirúrgica y guantes. Los prestadores de servicios de salud que atienden a personas con COVID-19 (o casos presuntos) deben usar una mascarilla con careta facial, de tipo N95 cuando esté disponible, bata y guantes. A todas las personas que entren en el consultorio se les debe proporcionar una mascarilla.

e. También es crucial asegurarse de que los prestadores de servicios de salud y el personal en ejercicio estén libres del virus de la COVID-19, para que el entorno del consultorio no se convierta en una fuente de propagación del coronavirus.